La siguiente noticia destaca la condición bajo la cual viven los que deciden ser cristianos bajo un régimen islámico. Nuestro evangelio, el de Jesús El Cristo, es de amor, y el que decide vivirlo, Dios dice que es bienaventurado aquel que es perseguido a causa de su nombre. La situación de estos hermanos en Pakistán, no es fácil como apreciarán en esta noticia. La mejor arma que podemos utilizar a la distancia es la solidaridad mediante la oración.
Tomado de:Libertad Digital
Por: Javier Lozano
Cientos de miles de personas se han quedado sin nada durante las graves inundaciones que asolaron Pakistán durante este verano. La situación es trágica ante el hambre y la proliferación de enfermedades por lo que las organizaciones internacionales han hecho un llamamiento urgente para el envío de ayuda.
Sin embargo, el drama es aún mayor para las minorías religiosas, especialmente la cristiana. Pese a que organizaciones como Cáritas, Manos Unidas y otras entidades cristianas se han volcado ante este desastre natural, la ayuda es repartida de manera arbitraria por las autoridades pakistaníes. Y es aquí donde comienza el drama de los cristianos.
Según informa la agencia Fides, que depende de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, se está produciendo una discriminación total a la hora de dar auxilio a los afectados por las inundaciones. "El cuadro general de discriminación social y religiosa en Pakistán está siendo cada vez más odioso y contamina así la solidaridad", afirman. Incluso, se han manifestado ante su dramática situación.
Estremecedores testimonios
Y es que Carl Moller, presidente de la organización estadounidense Open Doors, relata lo que está ocurriendo en Pakistán: "A algunas víctimas cristianas se niega asistencia abiertamente mientras otros son invitados a largarse o convertirse al islam. Podéis imaginar que terrible decisión: abandonar la fe para poder nutrir al propio hijo".
De hecho, organizaciones humanitarias que están trabajando en este momento en la zona relatan que en el distrito de Thatta se está negando la ayuda a numerosas familias cristianas, incluso por funcionarios del Gobierno.
Los relatos de algunos de estos discriminados son estremecedores. Zubair Masih afirma que "vengo desde Sukkur. Hemos sido atropellados por las aguas y perdido todo. Hemos ido a un campo para las víctimas en las cercanías de Thattam pero no nos han permitido entrar por ser cristianos".
Igualmente, Abid Masih, que está en un campo cercano a Larkana: "Mi mujer está enferma, pero el doctor se ha negado a verla y curarla diciendo que deberemos esperar a que la Organización Mundial de la Sanidad mande a médicos cristianos". Pero hay más y otra víctima, Aamir Gill dice que "llegué con mi familia a un campo cerca de Hyderabad, pero el administrador del campo no quiso registrarnos porque somos cristianos y no nos han dado nada. Estamos obligados a irnos".
Inundación provocada de una aldea cristiana
Pero el drama de la minoría cristiana no acaba aquí sino que el maltrato y la discriminación ha sido constante desde que se produjo la grave inundación. Como ejemplo vale lo que relata la organización católica Ayuda a la Iglesia Necesitada.
La pasada semana un político paquistaní inundó una aldea cristiana provocando la muerte de quince de ellos. Esta autoridad tenía como único objetivo salvar sus tierras. La tragedia ocurrió en Punjab y el agua ahogó a los habitantes de Khokharabad. Jamshed Dasti, político de Muzaffargarh dirigió el agua hacía esta aldea mediante presas y barreras para dirigir el torrente fuera de sus tierras. "Ni siquiera se avisó a los habitantes de la aldea, que no tuvieron tiempo de salvarse", denuncian las organizaciones católicas. En total, quince muertos y 377 cristianos sin casa.
Asesinato de cooperantes
Por otro lado, la agencia Zenit también informó de la labor de los cooperantes cristianos en estas tierras. Aunque no tengan el eco mediático de otros cooperantes, por ejemplo de los de Barcelona Acción Solidaria, el riesgo que corren allí ha quedado de manifiesto.
A finales de agosto, el ejército paquistaní halló los cuerpos de tres voluntarios extranjeros cristianos que fueron asaltados y asesinados por los talibán. Habían sido secuestrados mientras ayudaban en las tareas de socorro de las inundaciones. En el convoy también fueron heridos otros cinco cooperantes.
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