miércoles, 6 de enero de 2010

¿Es Pedro la Roca que Jesús mencionó en Mateo 16:18?

Esto ha representado una polémica que ha perdurado varios cientos de años, principalmente dentro de la iglesia católica, polemizando así con las escrituras. ¿Cómo la palabra de Dios puede poner los puntos sobre las íes en este asunto? Veamos. La iglesia católica dice que el apóstol Pedro fue el primer papa, porque Jesucristo le dio el derecho al primado y lo nombró papa en virtud de las palabras que le dijo cuando le preguntó (Mateo 16:15-19); “¿Y vosotros quién decís que yo soy?” Pedro dijo: “Tú eres el Cristo, el hijo del Dios viviente», y Jesús le respondió: “Bienaventurado eres, Simón, porque esto no te lo ha enseñado ningún hombre, sino mi Padre, que está en los cielos, por esto te digo: Tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi Iglesia, y todo lo que desatares en la Tierra será desatado en los cielos.”
Para dar validez a esta interpretación de parte de la iglesia católica, esta tiene que mantener un patrón congruente con el resto de las Sagradas Escrituras. Jesucristo estableció que su Iglesia sería compuesta por numerosos grupos de personas que, creyendo en El, se unirían para adorarle, e indico en Mateo 18:20; “Donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estaré yo en medio de ellos”. Es por esto que la Iglesia está formada por todos los nacidos de nuevo por el poder de Dios. Jesucristo dijo en Juan3:3;”El que no naciere de nuevo no puede ver el reino de Dios”. Por nuevo nacimiento se entiende como un profundo y sincero arrepentimiento de una vida pecaminosa hacia Dios, y la aceptación del sacrificio de Jesucristo hecho en la Cruz del Calvario como suficiente para la salvación personal, a base de la confianza y fe puesta en esa entrega de su vida por nosotros.
La Iglesia de Jesucristo no es una institución específica, ni tiene un nombre especial alguno, y tampoco es una organización internacional o nacional. Ser miembro de la Iglesia verdadera de Jesucristo significa participar de la naturaleza del Hijo de Dios. Jesucristo dice en Juan 1:13;”Los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de varón, sino de Dios”. Pablo nos dice en Romanos 8:9, “mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros”. Más aun, en Hechos 20:28, establece la palabra que,” Por tanto, mirad por vosotros, y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos, para apacentar la iglesia del Señor, la cual él ganó por su propia sangre”. El único jerarca de la verdadera Iglesia de Dios es Jesucristo.
Echando un vistazo a las Sagradas Escrituras, en el Antiguo Testamento, se puede ver que cuando se utiliza la palabra roca, esta se aplica como un titulo divino y mesiánico. Es por eso que esta no puede aplicarse a hombre alguno, y si solo a Dios. En Deuteronomio 32:18, dice,” De la Roca que te creó te olvidaste; te has olvidado de Dios tu creador”, y en el mismo libro, versículo 31, dice,” Porque la roca de ellos no es como nuestra Roca”. En otras palabras, el dios de ellos no es como nuestro Dios. En Deuteronomio 32:3-4, nos dice;” 3Porque el nombre de Jehová proclamaré. Engrandeced a nuestro Dios.4El es la Roca, cuya obra es perfecta, porque todos sus caminos son rectitud; Dios de verdad, y sin ninguna iniquidad en El; es justo y recto. Aquí se nos exhorta a engrandecer a Dios, el cual es la Roca.
En los siguientes Salmos, los cuales son mesiánicos, pues aluden directamente a nuestro Señor Jesucristo, se puede apreciar quien es la Roca. Salmo 19:14;”Sean gratos los dichos de mi boca y la meditación de mi corazón delante de ti, Oh Jehová, roca mía, y redentor mío”. Salmo 28:1;” A ti clamaré, oh Jehová. Roca mía, no te desentiendas de mí”. Y el Salmo 89:26;” El me clamará: Mi padre eres tú, Mi Dios, y la roca de mi salvación”. Estos versículos nos hablan, con toda claridad, de la obra redentora que Jesucristo realizaría en la cruz del Calvario. Para abundar lo que dice la Biblia, con mayor claridad y fortalecer lo que se ha expuesto aquí, vamos a ver partes del Nuevo Testamento acerca de esta palabra.
El apóstol Pablo nos dice en 1 Corintios 10:4;” y todos bebieron la misma bebida espiritual; porque bebían de la roca espiritual que los seguía, y la roca era Cristo”. Esto en clara referencia al pueblo de Israel durante su peregrinación por el desierto, la roca que les suplía era Jehová en Jesucristo. Bien, para verlo más claramente, veamos lo que dice el propio Pedro en 1 Pedro 2:4-8;” 4Acercándoos a él, piedra viva, desechada ciertamente por los hombres, mas para Dios escogida y preciosa, 5vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo. 6Por lo cual también contiene la Escritura: He aquí, pongo en Sion la principal piedra del ángulo, escogida, preciosa; Y el que creyere en él, no será avergonzado.7Para vosotros, pues, los que creéis, él es precioso; pero para los que no creen, La piedra que los edificadores desecharon, Ha venido a ser la cabeza del ángulo; 8y: Piedra de tropiezo, y roca que hace caer, porque tropiezan en la palabra, siendo desobedientes; a lo cual fueron también destinados”. Aquí Pedro nos habla de quien es la principal piedra de la edificación espiritual del creyente. Nos ilustra el destino de aquellos que desechan la verdadera Roca, que no lo pudieron ver en el momento preciso, y que aun lo continúan viendo de esa manera. Cristo fue desechado, y paso a ser la cabeza del ángulo, la principal piedra del ángulo. Para que no quede duda alguna, veamos lo que dice la palabra en Hechos 4:11-12;” 1Este Jesús es la piedra reprobada por vosotros los edificadores, la cual ha venido a ser cabeza del ángulo. 12Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos”. Es en 1 Corintios 3:11, donde Pablo nos ilustra con sobrada claridad quien es el fundamento de la Iglesia cuando nos dice;” Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo”.
Es menester el señalar que en el griego del Nuevo Testamento, se establece una distinción tanto para la palabra piedra como para roca. Petrus, es piedra en griego, y Pedro significa piedra. Así que cuando le echamos un vistazo nuevamente a Mateo 16:16-18, colocamos donde dice Pedro, piedra, y luciría asi;” Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. 17Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos. 18Y yo también te digo, que tú eres Pedro (piedra), y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella”.
Así que lo que dijo Jesús a Pedro es que a base de la fe puesta en el hecho grandioso de que Jesús era el Mesías y Salvador del mundo, Pedro también gozaría de la naturaleza de Dios como hijo de Él. El mismo apóstol Pedro lo dice en su 2Pedro1:4;” Por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ella llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina”.
Así que Dios le extiende una garantía a Pedro basada en el hecho de que este gozará de la naturaleza de la Roca, para ser una piedra básica y fundamental en la Iglesia que Él levantaría. El apóstol Juan nos habla sobre esa naturaleza que nos ha dado Dios cuando creímos en Él, en Juan 1:12-13;” mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios, los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne ni de voluntad de varón, sino de Dios”.
Cristo le revela al apóstol Pedro que todos los que creyesen en Jesús recibirían esa nueva naturaleza; ahora, cada uno de nosotros que creemos, tenemos la naturaleza de Dios en nosotros. Ahora los creyentes verdaderos, somos piedras (petros) al igual que lo es el apóstol Pedro, salvando la medida de su apostolado como lo indica en 1 Pedro 2:5;”Vosotros, también como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo”.
Los creyentes en el sacrificio perfecto de Jesús en la Cruz del Calvario, y que este resucito al tercer día, para que fuésemos redimidos mediante su sacrificio de amor, somos la verdadera Iglesia de Dios. Claro, viviendo de forma continua a través de sus enseñanzas de amor y misericordia, para mostrarles al mundo de quienes somos hijos y de donde proviene nuestra heredad.

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