Voy a comenzar esta historia, la cual dividiré en varias partes, con un nombre clave, Dr. Joseph Moshe. ¿Quién es este señor? Pues en primer lugar es un microbiólogo, que trabaja para el servicio secreto israelí, el Mossad, con doble ciudadanía, israelita y estadounidense. Durante su carrera como científico del Mossad, ha trabajado en el desarrollo de armas biológicas. Para el día 20 de agosto de 2009, el Dr. Moshe llamó a un programa de radio conducido por el Dr. A. True Ott, en California. El declaró tener evidencia para denunciar que la Baxter BioPharma Solutions, radicada en Ucrania, había desarrollado un arma biológica, que se pretendía utilizar como una vacuna contra el virus del AH1N1. El estaba dispuesto en ese momento entregar la evidencia al Fiscal General. Alegó en el programa que el laboratorio de la Baxter en Ucrania preparó la vacuna con un adyuvante diseñado para debilitar el sistema inmunológico y a la vez, replicar el RNA del virus causante de la fiebre española del 1918, la cual fue responsable de más de 20 millones de víctimas.
Este señor, había llamado a la Casa Blanca con el fin de dejarles saber que anunciaría públicamente su hallazgo. ¿Resultado? El FBI recibió órdenes para detenerlo. ¿Motivo? El haber amenazado la figura del Presidente. El detalle sobresaliente en esta detención está en la forma que lo llevaron a cabo. Su auto fue rodeado por varias patrullas de la policía, una tanqueta, e incluso utilizaron un robot, para quitar el cristal del lado del conductor. Como si fuera poco, este doctor resistió el embate de 5 latas de gases lacrimógenos sin chistar (mostrando así su entrenamiento como agente del Mossad); al sacarlo de su auto fue gracias a que el mismo había sido neutralizado mediante el uso de tecnología de microondas. Es decir, montaron un mega operativo para coger un individuo que estaba desarmado, y que tan solo quería hacer una denuncia (y qué clase de denuncia).
Es importante recordar, que este no es el primer incidente de carácter grave en el que se ve involucrada la Baxter. Tan reciente como el pasado invierno, la Baxter mediante su filial en Austria, distribuyó 72 kilos a varios países vecinos, de una vacuna para la gripe común, contaminada con un agente patógeno clasificado como un arma biológica. La mortalidad de la vacuna fue descubierta por un técnico checo de la compañía Biotest, que decidió probar la vacuna en un grupo de varios hurones. Al día siguiente, los hurones habían fallecido. Baxter lo atribuyó a un pequeño accidente; lo que sí es cierto es que a ese nivel, donde se trabaja con vacunas y virus, las medidas de seguridad deben ser extremas al punto de que no deben existir ningún tipo de accidente.
Cabe destacar que al Dr. Moshe lo presentaron ante los noticiarios como una persona que tenía trastornos sicológicos, como un terrorista y que era peligroso. Al día de hoy luego de su detención, no se conoce su paradero. ¿Saben qué? El hombre tenía razón, hace un par de semanas atrás se ha desatado una epidemia en Ucrania de proporciones alarmantes. Los detalles, en una segunda parte que presentaré próximamente.
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