En el siguiente reportaje podrán apreciar algo muy importante. El hecho es como los llamados especuladores (que son inversionistas millonarios en busaca de más riqueza) vuelven a la carga nuevamente a traquetear con los precios del trigo, materia prima muy importante para la preparación de muchos alimentos. El problema con la especulación es que su efecto es desastroso desde el punto de vista del consumidor, más no así del inversor multimillonario, que juega con el destino de la mayoría de la población mundial que depende grandemente de este cereal. El problema es que ya están planificando especular con otros productos escenciales dentro de la pirámide alimenticia, duplicando el costo de los mismos, y provocando sabe Dios que tipo de crisis a nivel mundial.
Tomado del periódico financiero Expansión.com
En concreto, los contratos de futuro cotizan por encima de los 7 dólares por bushel (unidad de medida estadounidense equivalente a 27,2 kilos de trigo) y alcazaron el pasado mes de agosto los 8,6 dólares. Se trata de su precio más alto desde el pico alcanzado en 2008 en el mercado de materias primas de Chicago, el más importante del mundo. Algo que ha hecho saltar las alarmas en los mercados, pero también en muchos países 'pobres'. Incluso la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación), para no revivir escenas como las de entonces, convocó hace unas semanas una renión de urgencia.
Los propios mercados también han tenido que aplicar medidas de urgencia. El precio del trigo ha llegado a alcanzar en varias ocasiones su límite de subida diaria (60 centavos de dólar por bushel). Sólo entre junio y julio prácticamente duplicó su cotización, al dispararse desde los 4,7 dólares por bushel hasta los 8,7.
El rally se aceleró durante el verano. En este tiempo han coincidido varios detonantes que han impulsado el precio de un cereal con fuertes ecos en la vida cotidiana: harinas, pasta, pan y piensos del ganado, entre otros, forman parte de los afectados por la escalada.
Sobran los motivos
En primer lugar, está el episodio de los incendios en Rusia del verano, que terminó con el veto de Vladimir Putin a la exportación de trigo hasta noviembre de 2011, cuando está previsto que se recoja la próxima cosecha. Además, Estados Unidos acaba de anunciar que espera la peor cosecha del cereal en 13 años.
A esto se suman unos mercados inundados de liquidez, algo que también ocurrió hace dos años, y un clima de máxima incertidumbre en la renta variable y en otras inversiones 'clásicas'. Entonces, era el comienzo de la crisis financiera y los inversores huían del ladrillo y de las bolsas para buscar refugio en las materias primas. Ahora, tras las repetidas inyecciones de los bancos centrales y los titubeos de las bolsas, los mercados también encuentran en las 'commodities' más minoritarias unos aliados seguros.
Entre los más que más empeño han puesto en tomar parte en este rally destacan los hedge funds, protagonistas también de la sucesión de récords históricos que encadena el precio del oro. Las llamadas a la cautela sobre los máximos que intentan las bolsas y las alertas sobre la escalada que experimenta la renta fija pública han disparado el interés inversor por el sector agrícola. En lo que va de año las commodities han recibido nada menos que 29.000 millones de dólares en nuevas inversiones, según datos de Barclays Capital.
No es un asunto exento de polémica. Una reciente encuesta del diario británico Financia Times ponía de manifiesto que la mayoría de franceses, italianos y españoles señalan a los 'especuladores de los mercados' como los principales responsables del fuerte encarecimiento de los alimentos.
Lo cierto es que hace unos días el trigo, el maíz y la soja fueron suspendidos por alcanzar su límite diario de subida. El establecimiento de un tope diario de subida intenta contener al menos mayores movimientos especulativos, e impide avances en un día superiores a los 60 centavos de dólar por bushel en el precio del trigo, a los 30 centavos en el maíz y a los 70 centavos en la soja.
"Algunos hablan de los especuladores, yo prefiero referirme a los inversores financieros, que mueven mucho el mercado y tienen un gran peso en el comportamiento del precio", indica Juan Ignacio Crespo, director europeo de Thomson Reuters, que señala que el índice Jefferies CRD de materias primas llegó a crecer recientemente un 20% en sólo un día.
Y hay más. Los países emergentes cada día quieren más parte del pastel de los alimentos. "China, India y otros países demandan más alimentos y eso también contribuye en los precios. Es algo que se notó hace dos años y que supone un cambio estructural: a poco que se produzcan problemas con la oferta, hay más tensiones con los precios", indica Federico Steinberg, investigador del Real Instituto Elcano.
¿Como en 2008?
Pero, ¿hay que temer un panorama tan grave como el de 2008? Steinberg cree que no. "Tendrían que coincidir muchos más factores de que ahora hay. Entonces, hubo muchos más países con problemas grandes en las cosechas y dificultades de exportación, como Australia y Argentina, y eso fue determinante. También influyó el tirón de los biocarburantes", asegura.
"La subida de los precios de las commodities entre 2003-2008 fue el mayor, el más duradero y el más amplio de todos los boom de las commodities desde 1900", recuerdan los analistas de Nomura. De forma más concreta sobre las materias primas agrícolas, apuntan que "el boom de los precios de los alimentos de 2007-2008 fue agravado por el proteccionismo comercial y por la especulación de los mercados".
Ahora, desde la firma japonesa de inversión señalan que "las sequías de este año en Rusia y Kazajistán y las severas inundaciones en Pakistán y China han acelerado la subida en los precios del trigo, mientras que los de la carne y el azúcar han alcanzado máximos de 20 meses, a pesar de la debilidad del crecimiento en la mayoría de las economías avanzadas".
Las previsiones de Nomura auguran una escalada inflcionista: "Esperamos otra subida multianual en el precio de los alimentos, en parte por el creciente incremento de la demanda procedente de las economías emergentes más pujantes y más pobladas, donde las dietas están cambiando hacia el consumo de más calorías".
Los analistas de Barclays incidente en esta misma línea: "los precios de los cereales están bien sustentados a corto plazo por la estrechez de la relación entre oferta y demanda". Dentro de los cereales, y después del rally protagonizado por el trigo durante el verano, desde la firma británica apuestan por el maíz y el algodón como las inversiones estrella para lo que resta de 2010.
Desde un ámbito económico, de acuerdo con Nomura, las consecuencias de este rally en los precios podrían tener un "impacto devastador para los países pobres que importan la mayoría de sus alimentos y destinan una gran parte de sus ingresos en alimentación. Estos países podrían experimentar un severo descenso en el crecimiento económico, una fuerte subida de la inflación, un deterioro en sus balances fiscales, mayores tipos de interés, una depreciación de su divisa y mayores diferenciales de deuda". Pero esta situación, sin salir del punto de vista económico, tiene igualmente efectos positivos para otros países, en concreto, "los países ricos que son exportadores netos de alimentos".
Más allá de la rentabilidad que están ofreciendo estas inversiones, las consecuencias de la escalada de precios se han dejado notar también en un ámbito mucho menos mercantilista, como sucede en los núcleos urbanos de los países más pobres. En Maputo, la capital de Mozambique, ya se han producido estallidos de violencia
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